Jornada de descanso en el Giro de Italia. Descanso merecido, más después de unas primeras nueve etapas en las que prácticamente ha habido oportunidades para todos. Sólo los contrarrelojistas han permanecido agazapados y ese debe lo saldarán con intereses en la jornada de mañana martes. Tras la victoria de Bosisio en Pescocostanzo la carrera ha concedido dos bises a dos de los corredores más en forma en este inicio de corsa rosa. Riccardo Riccó y Daniele Bennati impusieron su ley en sus respectivos terrenos. El 'Cobra', al que todos los redactores bautizan como la 'Cobra' pero al que seguiré mentando con el artículo masculino, se está convirtiendo en el Valverde de este Giro. Sobran las explicaciones acerca de la metáfora, el que presenciara el final en Tívoli se percataría por si sólo de las semejanzas entre el de Sassuolo y el murciano. Por su parte el arezziano de Liquigas ha vuelto a demostrar que es el más rápido del lugar, más aún con la ausencia de Alessandro Petacchi. Sólo el rapidísimo, aunque aún irregular, Cavendish se ha atrevido a poner en duda la superioridad del velocista transalpino. Eso sí, lo sufrió Bennati en la línea de meta San Vincenzo. Una victoria en casa vale doble y Paolo Bettini decidió que merecía la pena meterse en el sprint, a pesar de que ése era para los velocistas puros. No importa, el Grillo no lo es porque no quiere, porque ha demostrado más que sobradamente que, cuando hay medirse cuerpo a cuerpo con los denominados sprinters, él tiene capacidad suficiente para discutir el triunfo de etapa. Por escasos centímetros superaba Bennati a un Bettini que se quedaba con el regusto amargo de un segundo puesto en casa.
Repasadas las dos últimas jornadas me gustaría ahondar en una de las polémicas más candentes en la Italia ciclista. Seguir el espacio que la RAI dedica al análisis de la jornada una vez que ésta ha concluido, es un placer. Periodistas, ciclistas y expertos discuten acerca de lo que acaban de ver y de lo que espera en días venideros. Además, el set se monta en plena línea de meta, a escasos metros de una afición que disfruta de sus ídolos con sus propios ojos. Cuesta, y mucho, imaginar que algo así pudiera realizarse en España. Resulta casi imposible reunir a nuestros ciclistas alrededor de un plató al término de una jornada, más aún hacerlo día si y día también. Masaje, descanso y cena es parte obligada de la vida ciclista... la atención a los medios, más en los momentos por los que pasa nuestro deporte, debería de serlo de igual modo. Es cuestión de que los equipos lo planteen como parte de las obligaciones de cada corredor. Al fin y al cabo son minutos de publicidad para la marca. Se hace en el fútbol con las ruedas de prensa, en motociclismo, en Fórmula 1 y hasta en tenis. Falta que el ciclismo, al que casi siempre le cuesta un poco más que al resto, dé el paso adelante.
Pues bien, una de las discusiones más interesantes de estos últimos días en el processo es la que pone en tela de juicio la táctica que LPR está siguiendo en este Giro de Italia. Por un lado, hay un sector muy importante de los periodistas especializados que no comprende la actitud de los hombres de Fabio Bordonali. Para ellos, muchos de los movimientos de LPR están teñidos con tintes anárquicos. La jefatura de Danilo Di Luca está siendo descuidada y muchos están olvidando el verdadero objetivo con el que vinieron a la carrera. Para los defensores de esta teoría sirven como ejemplo la actitud de Gabriele Bosisio, que buscó el triunfo de etapa en vez de descolgarse para echar una mano al Killer de Spoltore, y el movimiento de Daniele Pietropolli en el final de etapa en Tívoli. En esa jornada Di Luca perdió posiciones en el descenso previo a meta, por lo que inició el repecho final muy retrasado. Pietropolli se 'olvidó' de su líder y sprintó por el triunfo de etapa, llegando incluso a arriesgarse a que un corte hiciera perder un par de segundos a su compañero.
A pesar de estas opiniones, yo mantengo que el trabajo de LPR en este Giro está siendo de notable alto. Danilo Di Luca ha respondido a lo que se le pedía, a pesar de no haber podido conseguir un triunfo de etapa, y sigue luchando por la maglia rosa de Milán. El abruzzese es uno de los máximos candidatos al triunfo final e incluso Andreas Kloden le señala como el más peligroso de cuantos ciclistas siguen en carrera. Es más, si hablamos del trabajo de LPR el adjetivo que mejor definiría la labor de los gregarios es impecable. Sólo hay que recordar la fila india que organizaron los de grís y verde en el final en Agrigento. Toda la formación trabajó para su líder y lo dio todo para lograr un doble objetivo: el triunfo de etapa con Di Luca y demostrar que LPR no es una mera comparsa alrededor del de Spoltore. Giairo Ermeti, Riccardo Chiarini y Paolo Bailetti, en teoría los corredores con menos nombre del equipo, completaron una primera ascensión perfecta. Posteriormente, Bosisio y Pietropolli enfilaron el grupo en la subida definitiva y, para redondear el esfuerzo colectivo, Paolo Savoldelli fue clave en la caza de Joaquim Rodríguez en los metros finales. En las siguientes etapas los LPR se centraron en arropar a su jefe y apenas se dejaban ver en algún intento de fuga. Sólo Gabriele Bosisio camino de Pescocostanzo se desgastó en un objetivo distinto a ayudar al incuestionable líder. Sin embargo, tampoco tacharía de anárquica la actitud del lombardo. Siempre viene muy bien contar con avanzadillas en las jornadas de montaña y, cuando llegó el momento de jugarse la etapa, Bosisio se encontró con una avería de Sella, sin duda el favorito ese día. Tampoco invitaba la situación de carrera a que el milanés se descolgara en busca de Di Luca. El rubio se encontraba en el grupo de los líderes y poco o nada podía hacer un compañero a su lado. Por poner una pega sólo comentaré que está decepcionando la prestación de Jure Golcer. El esloveno había completado un muy buen Giro del Trentino pero se encuentra muy lejos de ese nivel. Quizá la única pega a un LPR que hasta ahora está realizando un muy buen Giro de Italia.
Repasadas las dos últimas jornadas me gustaría ahondar en una de las polémicas más candentes en la Italia ciclista. Seguir el espacio que la RAI dedica al análisis de la jornada una vez que ésta ha concluido, es un placer. Periodistas, ciclistas y expertos discuten acerca de lo que acaban de ver y de lo que espera en días venideros. Además, el set se monta en plena línea de meta, a escasos metros de una afición que disfruta de sus ídolos con sus propios ojos. Cuesta, y mucho, imaginar que algo así pudiera realizarse en España. Resulta casi imposible reunir a nuestros ciclistas alrededor de un plató al término de una jornada, más aún hacerlo día si y día también. Masaje, descanso y cena es parte obligada de la vida ciclista... la atención a los medios, más en los momentos por los que pasa nuestro deporte, debería de serlo de igual modo. Es cuestión de que los equipos lo planteen como parte de las obligaciones de cada corredor. Al fin y al cabo son minutos de publicidad para la marca. Se hace en el fútbol con las ruedas de prensa, en motociclismo, en Fórmula 1 y hasta en tenis. Falta que el ciclismo, al que casi siempre le cuesta un poco más que al resto, dé el paso adelante.
Pues bien, una de las discusiones más interesantes de estos últimos días en el processo es la que pone en tela de juicio la táctica que LPR está siguiendo en este Giro de Italia. Por un lado, hay un sector muy importante de los periodistas especializados que no comprende la actitud de los hombres de Fabio Bordonali. Para ellos, muchos de los movimientos de LPR están teñidos con tintes anárquicos. La jefatura de Danilo Di Luca está siendo descuidada y muchos están olvidando el verdadero objetivo con el que vinieron a la carrera. Para los defensores de esta teoría sirven como ejemplo la actitud de Gabriele Bosisio, que buscó el triunfo de etapa en vez de descolgarse para echar una mano al Killer de Spoltore, y el movimiento de Daniele Pietropolli en el final de etapa en Tívoli. En esa jornada Di Luca perdió posiciones en el descenso previo a meta, por lo que inició el repecho final muy retrasado. Pietropolli se 'olvidó' de su líder y sprintó por el triunfo de etapa, llegando incluso a arriesgarse a que un corte hiciera perder un par de segundos a su compañero.
A pesar de estas opiniones, yo mantengo que el trabajo de LPR en este Giro está siendo de notable alto. Danilo Di Luca ha respondido a lo que se le pedía, a pesar de no haber podido conseguir un triunfo de etapa, y sigue luchando por la maglia rosa de Milán. El abruzzese es uno de los máximos candidatos al triunfo final e incluso Andreas Kloden le señala como el más peligroso de cuantos ciclistas siguen en carrera. Es más, si hablamos del trabajo de LPR el adjetivo que mejor definiría la labor de los gregarios es impecable. Sólo hay que recordar la fila india que organizaron los de grís y verde en el final en Agrigento. Toda la formación trabajó para su líder y lo dio todo para lograr un doble objetivo: el triunfo de etapa con Di Luca y demostrar que LPR no es una mera comparsa alrededor del de Spoltore. Giairo Ermeti, Riccardo Chiarini y Paolo Bailetti, en teoría los corredores con menos nombre del equipo, completaron una primera ascensión perfecta. Posteriormente, Bosisio y Pietropolli enfilaron el grupo en la subida definitiva y, para redondear el esfuerzo colectivo, Paolo Savoldelli fue clave en la caza de Joaquim Rodríguez en los metros finales. En las siguientes etapas los LPR se centraron en arropar a su jefe y apenas se dejaban ver en algún intento de fuga. Sólo Gabriele Bosisio camino de Pescocostanzo se desgastó en un objetivo distinto a ayudar al incuestionable líder. Sin embargo, tampoco tacharía de anárquica la actitud del lombardo. Siempre viene muy bien contar con avanzadillas en las jornadas de montaña y, cuando llegó el momento de jugarse la etapa, Bosisio se encontró con una avería de Sella, sin duda el favorito ese día. Tampoco invitaba la situación de carrera a que el milanés se descolgara en busca de Di Luca. El rubio se encontraba en el grupo de los líderes y poco o nada podía hacer un compañero a su lado. Por poner una pega sólo comentaré que está decepcionando la prestación de Jure Golcer. El esloveno había completado un muy buen Giro del Trentino pero se encuentra muy lejos de ese nivel. Quizá la única pega a un LPR que hasta ahora está realizando un muy buen Giro de Italia.
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