miércoles, junio 04, 2008

El triunfo del ciclismo español

Varios días de viaje y el posterior reenganche al trabajo me han impedido actualizar esta página con la frecuencia que me hubiera gustado. Eso sí, no me perdí las tres etapas finales que han decidido este Giro de Italia, ni la demostración de superioridad que Alberto Contador ha dejado en las carreteras transalpinas. El madrileño pasó apuros en la llegada al Monte Pora pero resistió con anodina facilidad los tímidos movimientos de Riccó en el Mortirolo. En la crono no hubo color y el de Astaná fue el mejor de los favoritos, estableciendo diferencias considerables en la clasificación general final.

Segundo español en vencer un Giro de Italia y la locura. Los grandes medios de comunicación de este país se han apuntado al carro del triunfo nacional en el Giro, cuando sólo tres semanas antes apenas Marca y algún medio más estaban presentes en Palermo en el arranque de la corsa rosa. ¿Me parece mal? Es lo que hay. El ciclismo español necesita más Contadores, a pesar de que ningún entendido se rasgaría las vestiduras si afirmo que el primer tercio de temporada del ciclismo es posiblemente el mejor de toda su historia.

Victoria en Gante Wevelgem, la primera en la historia del ciclismo español, segundo triunfo de uno de los nuestros en Lieja - Bastogne - Lieja, primer podio en Amstel Gold Race y Tour de Flandes y victoria en la general final de la Vuelta al País Vasco. Los números son esos y cualquier comparación con temporadas pasadas serviría para constatar que 2008 es, hasta el momento, la temporada más completa de los ciclistas españoles en toda la historia. El Giro de Italia es la guinda a unos meses de ensueño que parecen haber pasado desapercibidos ante los ojos de los grandes grupos de comunicación de este país.

Sin embargo, la victoria en una ronda de tres semanas ha sido suficiente para que el apoyo mediático llegue hasta nuestro deporte. Un apoyo necesario y que supone la única tabla de salvación para un ciclismo español que continúa hundido en la más profunda marginalidad periodística. Si los medios se hacen eco de los éxitos, los patrocinadores ven como sus marcas comienzan a sonar entre el público y, al mismo tiempo, su inversión se ve compensada. Y en España la única manera de que se hable de ciclismo es ganando protagonismo en una carrera de tres semanas. De nada valen las victorias en las grandes clásicas, porque hasta que la cultura ciclista no germine entre los aficionados de a pie, será imposible convencerles de la belleza de una prueba de un día en la que el espectáculo es igual o mayor al de una subida a Alpe D´Huez. España necesita de Alberto Contador, o de cualquier otro ciclista capaz de ganar una gran carrera por etapas. Sólo así, podremos algún día conseguir que audiencias del 15% se sienten delante del televisor para ver en directo una Milán - San Remo o una París - Roubaix.