¿Sorprende que Kim Kirchen haya sido el vencedor de la Flecha Valona? Por un lado sí pero por otro no. El luxemburgués llegaba a Huy después de fracasar en la Amstel Gold Race. Cierto es que fue quien desató la batalla en las carreteras limburguesas pero decepcionó que no fuera capaz de entrar en el grupo de nueve que finalmente se jugó la carrera. Aparecía en las apuestas como uno de los principales favoritos después de ganar dos etapas en País Vasco pero no fue capaz de demostrar su candidatura al lado de los Cunego, Schleck o Valverde. Ése es el motivo por el que, personalmente, me sorprende que sólo tres días después haya sido capaz de dejar tirados a todos los demás en los últimos metros del durísimo Huy. ¿Motivos? Varios como siempre. Por apuntar uno podríamos aludir al kilometraje de ambas pruebas. Mientras que AGR supera ampliamente los 200 kilómetros - 252 -, el recorrido de la Flecha Valona se queda clavado en esa cifra, la que todos los expertos señalan como clave para aquellos corredores considerados fondistas. Si el ciclismo fueran matemáticas, que ya sabemos que no, y Kirchen mantuviera esta línea, está claro que su resultado en Lieja el próximo domingo no debería ser muy satisfactorio.
Dos corredores que han demostrado una gran regularidad tanto en AGR como en Flecha han sido los italianos Damiano Cunego y Davide Rebellin. El "Príncipe" se coronó como rey en el Cauberg, sumando para su ya extenso palmarés una clásica de tronío que unir a su Giro o sus dos victorias en Lombardía. Queda claro que el cambio de calendario ha favorecido en gran medida al de Cerro Veronese, que está completando su mejor temporada desde la de 2004, año en que venció en la corsa rosa. Mucho ha cambiado el rubio italiano en estos cuatro años. Por medio, varios años de sinsabores en los que se ha estrellado una y otra vez en el Giro de Italia. Sin la presión de destacar en la carrera que le encumbró, el ciclista del conjunto Lampre ha demostrado una vez más su indudable calidad encima de la bici. Y lo viene haciendo desde el otoño pasado, cuando se apuntó el triunfo en su segundo Giro de Lombardía. Desde entonces, Cúnego se ha desmelenado y no ha dejado pasar ni una solo oportunidad para brillar allá donde ha competido. Desde París - Niza, hasta País Vasco, con victoria de etapa incluida, pasando por Amorebieta. No cabe duda que ha vuelto el mejor Cúnego. Es el favorito número uno para Lieja y, pase lo que pase, llegará al Tour libre de responsabilidad, con la temporada ya justificada más que de sobra. Como Cúnego, Rebellin también se ha dejado ver entre los primeros lugares tanto en AGR como en Flecha Valona, aunque "Tintín" no ha tenido opciones claras de victoria en ninguna de las dos pruebas. En el Cauberg perdió pronto de rueda a Cúnego y Schleck y en Huy no tuvo respuesta al duro ataque de Kirchen. Eso sí, sigue siendo magnífica la regularidad de el "Piadoso" en este tipo de pruebas. Siempre está ahí y, algunas veces, incluso con victorias, como en 2004 cuando logró el triplete de las Árdenas. Tampoco habría que olvidar que este año ya acumula victorias de nivel como la general de París - Niza o Haut Var.
Por su parte, los españoles no tuvieron un buen día en Flecha Valona. Unos se excusaron en el frío y otros desaprovecharon su gran oportunidad. Quim Rodríguez llevaba semanas solicitando que le dieran libertad en la llegada a Huy, que no tuviera que trabajar para nadie para así jugársela en las rampas finales. Su victoria en Montelupone, con rampas similares a las del muro final de Flecha Valona, y la buena imagen ofrecida en Aia, en otro de esos puertos que tanto gustan al espectador y tan poco al ciclista, eran suficiente garantía para que Unzué y Ledanois dieran total libertad al de Parets. Sin embargo, a la hora de la verdad no se le notó con sus mejores piernas. Incapaz de contestar al ataque de Kirchen o de seguir la rueda de los Cúnego y compañía, Quim tuvo que contentarse con una octava plaza que no sacia sus ansias de victoria.
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