Alessandro Petacchi ha sentado cátedra en el arte perdido de las llegadas masivas. El sprinter puro es una raza en extinción, un rara ávis que cada vez pulula menos por las pruebas ciclistas. Ahora se llevan los corredores completos, aquéllos que son capaces de ganar en un sprint pero que al mismo tiempo tienen la capacidad de brillar en otras especialidades. Thor Hushovd, Óscar Freire, Paolo Bettini, Daniele Bennati, Tom Boonen, Gert Steegmans... el sprinter puro está tan devaluado que hasta Mario Cipollini, padre y maestro de toda esta nueva generación, ha regresado a las carreteras. Alessandro Petacchi es sprinter. Él es un velocista sin paliativos, cuánto más rápido se pone el pelotón, más opciones para el speziano. De su generación sólo Mcewen y él comparten la calificación de auténticos sprinters, aunque australiano e italiano son tan diferentes en los metros finales como lo son noche y día. De la nueva estirpe es Danilo Napolitano quien aparece con más opciones para tomar el relevo de Ale - Jet. Bennati es mucho más completo, más talentoso incluso. Sin embargo, la fuerza de Danilo Napolitano en los metros finales es incomparable.
Y eso que el primer premio de Petacchi como profesional no llegó gracias a su velocidad, sino que fue única y exclusivamente por su físico. Las azafatas de la Vuelta Ciclista a España nombraron a Ale - Jet corredor más atractivo de la ronda española cuando el speziano aún corría en las filas del Scrigno, el conjunto de Bruno Reverberi que tantos buenos profesionales ha formado y en el que Petacchi pasó sus primeros cuatro años en el campo profesional. Sorprende que en ese tiempo sólo lograra una victoria como profesional. Y no podía ser en otro sitio más que en el Tour de Langkawi. Formando parte de la formación de Reverberi, era lógico que su estreno como profesional llegara en una carrera en la que los componentes del conjunto italiano, ahora con licencia de la verde Irlanda, han acumulado un buen número de triunfos.
El gigante Petacchi no se prodigaba en los podiums pero los grandes directores seguían de cerca la progresión de uno de los corredores más talentosos que ha dado Italia en los últimos años. Uno de los directores más emblemáticos del país transalpino, el Sargento de Hierro, Giancarlo Ferretti, no dudó en ficharlo para Fassa Bortolo en la temporada 2000. Ferretti creía que Ale - Jet podría ser el gran sprinter que necesitaba la formación plateada y Alessandro no decepcionó al antiguo capo de la Ariostea, ya que en sus seis campañas en Fassa logró nada menos que 4 victorias en el Tour de Francia, 19 en el Giro y 17 en la Vuelta. Unos números mareantes a los que hay que añadir un triunfo en la Milán - San Remo. La desaparición de Fassa Bortolo le llevó al conjunto Milram, en donde se llevó consigo a su treno, compuesto por Fabio Sacchi, Alberto Ongarato y Marco Velo. Era la gran apuesta del conjunto italiano, que daba un salto de calidad con el fichaje del considerado mejor velocista del ciclismo mundial. En cambio, fue un año para olvidar para el gran Petacchi. Una caída le hizo perderse el Giro y le dejó en muy malas condiciones para el Tour. En la Vuelta a España abandonaría tras un puñetazo a un autobús de un rival. Las trece victorias de aquella temporada quedan empañadas por la dura caída, que incluso hizo creer que los mejores días del speziano habían pasado.
Pero el italiano se negaba a dar concluida su reinado en los sprints. Tras un duro invierno de trabajo el gran Petacchi regresó por donde solía la pasada campaña. 19 victorias, incluídas cinco etapas del Giro y dos de la Vuelta. Ale - Jet había vuelto. Esta campaña ya suma cuatro victorias, cuando la mayoría de los corredores aún andan lejos de su mejor estado de forma. Es cierto que tanto en Etruscos como en Vuelta a Andalucía, donde el italiano ha sumado tres etapas, no se ha enfrentado a los mejores del mundo pero también es verdad que el italiano no ha fallado. Cada vez que ha señalado una etapa no ha fallado y eso es muy importante para la confianza de un velocista. A sus 34 años, hay Ale - Jet para rato.
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La general de la Vuelta a Andalucía ha sido para Pablo Lastras. Al de San Martín de Valdeiglesias no le querían en su equipo mediada la pasada campaña pero su gran final de temporada hizo replantearse las cosas en el seno de la formación de Eusebio Unzué. Con victorias en Tour, Giro o Vuelta y generales de carreras como la de Burgos o la recién lograda en Andalucía, Lastras está completando un palmarés que ya quisiera muchos.
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