miércoles, diciembre 06, 2006

Coto privado para Italia

Durante la presentación del Giro se dieron cita los mejores corredores italianos del momento. En una foto tomada por Sirotti se ve a Di Luca, Basso, Savoldelli, Cunego, Simoni y Garzelli. Entre los séis han ganado siete Giros y, además, todos menos Di Luca saben lo que es vencer en la corsa rosa.

Así a bote pronto diríamos que esto significa que todos los grandes ciclistas italianos, con características para las tres semanas, han vencido al menos una vez en el Giro de Italia. Esto es reflejo de dos cosas: la gran importancia que para los transalpinos representa su carrera... y la menor importancia que tiene para el resto de ciclistas. El Giro es grande, es espectáculo pero desde hace 10 años ningún corredor extranjero ha vencido en la prueba italiana. El último fue el ruso Pavel Tonkov, quien cerró una racha de cinco victorias foráneas (dos de Induráin, Berzin Rominger y el propio Tonkov).

En los últimos diez años todos los corredores italianos con opciones reales de victoria han conseguido su triunfo en la corsa rosa... todos menos Francesco Casagrande, que supone la excepción para esta teoría ciclista. Cecco lo tuvo cerca en 2000, prácticamente la victoria era suya, pero un poco por falta de fuerzas al final y otro poco por el gran final de Giro de la dupla Pantani - Garzelli, Cecco se quedó sin su victoria en la carrera más importante para los italianos.

En cambio, el resto sí que ha conseguido su victoria. Ivan Gotti venció en el 97 y en 99, si bien esta última victoria llegó cuando ya nadie la esperaba después de un Giro en el que el dominador absoluto fue Marco Pantani. El hematocrito acabó con el Pirata a falta de dos días de llegar a Milán. Sí que consiguió la victoria Pantani en el 98, dando un auténtico recital en montaña. En el 2000 llegó la ya comentada victoria de Garzelli por delante de Cecco, en 2001 fue Simoni quien logró la primera de sus dos victorias quedando por delante de la pareja española Olano - Unai Osa. En 2003 llegó la segunda victoria para Gibo, esta vez fue Garzelli su máximo rival, si bien Simoni se paseó en una edición en la que demostró ser el más fuerte de principio a final. En 2002 vivimos uno de los Giros más bonitos de los últimos años. Evans, Hamilton, Simoni, Aitor González, Garzelli o Casagrande pudieron ser los vencedores de una edición que finalmente se llevó Savoldelli, aprovechando descalificaciones, abandonos por caramelos peruanos, peleas entre corredores y desfallecimientos el último dia de montaña. Il Falco repitió en 2005 demostrando ser el mejor bajador del pelotón mundial. En 2004 fue Cunego quien se descubrió al mundo tras una carrera controlada por los Lampre. Cunego y Simoni fueron los más fuertes, si bien Honchar se coló en el segundo puesto final. Y el año pasado, Basso machacó a sus rivales logrando su primera victoria en una grande. Siete vencedores en diez años y todos italianos. Esto es señal de que en estos diez años no ha habido un gran dominador, si bien la llegada de Basso podría suponer la ruptura de esta igualdad. Cunego es quizás su gran rival, ya que Garzelli pasó su mejor momento, Savoldelli tiene demasiada dureza para la edición de 2007, Simoni sigue siendo regular pero la edad no perdona y Di Luca es un corredor al que se le adaptan bien las tres semanas pero al que le falta un puntito para estar con los mejores escaladores.

Pero ¿y los extranjeros? Si los corredores y directores se dieran cuenta de la belleza de esta prueba, seguro que más de uno dejaría el Tour en un segundo plano y se centraría en la prueba italiana, algo que supone además la ventaja de poder llegar a la Vuelta en mejores condiciones y poder preparar dos GT en un mismo año de una manera adecuada. Y es que es lo de siempre. Después ocurre que el Tour sólo lo gana uno y el resto de corredores que preceden al vencedor no cuentan con una gran victoria en su palmáres y, además, han perdido la ocasión de disputar un buen Giro o resarcirse en la Vuelta con las fuerzas intactas. Si además ocurre que aparece un Armstrong y gana siete Tours seguidos, los corredores que han luchado a su lado (Ullrich, Zulle, Beloki etc) se qeudan con un palmarés por debajo de su gran nivel.

El ejemplo claro es Joseba Beloki. El vasco nunca llegó en plenitud de condiciones a la Vuelta, porque se dejaba la mayor parte de las fuerzas en el Tour. Joseba nunca luchó por la victoria en el Tour - el año que mejor lo tenía sufrió la caida que le costó no volver a su mejor nivel- y eso además le ocasionó no rendir a tope en la Vuelta, una carrera que podría haber ganado y en la que tan sólo consiguió un tercer puesto. Eso en Italia no ocurre, ya que los italianos prefieren ganar en el Giro a hacer segundos en el Tour de Francia. Y es que no conviene olvidarse que la victoria es siempre la victoria, sea en Francia, España o Italia.

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