La victoria del murciano Alejandro Valverde en la Flecha Valona es otro paso adelante en la progresión de este ciclista. Tres días antes de su triunfal llegada a Huy, el corredor de Unzué había “petado” en la Amstel Gold Race, como consecuencia de una “pájara” por falta de alimento en carrera. Esta era la segunda vez que el corredor afrontaba el reto de conseguir algo importante en la Semana de las Árdenas (Amstel, Flecha Valona y Lieja – Bastogne – Lieja). En su anterior cometida la mejor posición lograda fue un decimotercer lugar en la prueba holandesa. Por tanto ésta era la reválida del corredor de Caisse D´Epargne, tras haber suspendido en la primera convocatoria de este examen.
En el primer parcial de este año Valverde no pasó del suspenso, lo que agudizó las críticas de quienes ven en el murciano al protegido de la prensa española y a un ciclista con clase pero que ha sido elevado a los altares precipitadamente. No es errónea esta apreciación. El líder del Caisse aún no ha conseguido grandes victorias como lo hicieron otros ciclistas de antaño que tuvieron menos repercusión que él, pero es aquí donde yo insisto en que Valverde es valorado no por lo que ha ganado, sino por su potencial y por lo que éste le puede hacer ganar en un futuro muy cercano.
Nos encontramos ante un ciclista de 25 años, cumplirá 26 en pocos días, que con la victoria en Flecha Valona acumula un total de 34, algunas de ellas de bastante nivel, como la victoria en el Tour de Francia en Courchevel, tres etapas en la Vuelta a España, cinco en la Vuelta al País Vasco o una en la París Niza. Además acumula dos subcampeonatos del mundo de fondo en carretera. Su progresión no ha parado desde que pasara a profesionales en 2002 en las filas del equipo Kelme, bajo las órdenes de Vicente Belda. Este año parecía que esa progresión se había estancado un tanto, pero sus actuaciones en las dos últimas semanas, demostrando una gran mejoría contra el crono en País Vasco y logrando su primera gran Clásica, no hacen más que mostrar que esa progresión de momento no tiene fin.
El domingo tendrá su tercer parcial en el duro test de esta semana, pero pase lo que pase en Lieja, una carrera que le va que ni pintado, el aprobado en Las Árdenas ya no se lo quita nadie a Valverde. Tras Lieja vendrá descanso y después preparar su gran reto y su segundo pico de forma esta temporada: El Tour de Francia.
En el primer parcial de este año Valverde no pasó del suspenso, lo que agudizó las críticas de quienes ven en el murciano al protegido de la prensa española y a un ciclista con clase pero que ha sido elevado a los altares precipitadamente. No es errónea esta apreciación. El líder del Caisse aún no ha conseguido grandes victorias como lo hicieron otros ciclistas de antaño que tuvieron menos repercusión que él, pero es aquí donde yo insisto en que Valverde es valorado no por lo que ha ganado, sino por su potencial y por lo que éste le puede hacer ganar en un futuro muy cercano.
Nos encontramos ante un ciclista de 25 años, cumplirá 26 en pocos días, que con la victoria en Flecha Valona acumula un total de 34, algunas de ellas de bastante nivel, como la victoria en el Tour de Francia en Courchevel, tres etapas en la Vuelta a España, cinco en la Vuelta al País Vasco o una en la París Niza. Además acumula dos subcampeonatos del mundo de fondo en carretera. Su progresión no ha parado desde que pasara a profesionales en 2002 en las filas del equipo Kelme, bajo las órdenes de Vicente Belda. Este año parecía que esa progresión se había estancado un tanto, pero sus actuaciones en las dos últimas semanas, demostrando una gran mejoría contra el crono en País Vasco y logrando su primera gran Clásica, no hacen más que mostrar que esa progresión de momento no tiene fin.
El domingo tendrá su tercer parcial en el duro test de esta semana, pero pase lo que pase en Lieja, una carrera que le va que ni pintado, el aprobado en Las Árdenas ya no se lo quita nadie a Valverde. Tras Lieja vendrá descanso y después preparar su gran reto y su segundo pico de forma esta temporada: El Tour de Francia.
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