domingo, mayo 28, 2006

El ciclismo se reinventa en el Mortirolo


Suele ocurrir que los grandes ciclistas de carreras de tres semanas, forjen su leyenda a partir de una gran actuación, que generalmente tiene como marco un gran puerto de montaña. Hoy Ivan Basso, italiano, CSC, mañana vencedor de su primer Giro de Italia, ha escrito la primera gran página en el libro de su historia ciclista. Y no ha podido elegir mejor día para hacerlo que hoy, cuando el Giro atravesaba el Mortirolo, el puerto de los puertos, el misticismo del mundo del pedal, aquella subida de angosto camino en donde los aficionados se agolpan por miles como si la carretera se tratase de un campo de fútbol más que de un lugar por donde el paso del espectáculo es efímero. Pero ahí está el error de muchos y el acierto de tantos: el Mortirolo no es efímero, lo que sucede en esas rampas perdura y lo que las retinas de esos aficionados captan durante el breve espacio de tiempo en el que un ciclista pasa por su lado queda por siempre grabado. En definitiva un puerto único, ése en el que la vegetación de sus primeros kilómetros es parte del ciclismo como lo es el pavé de Aremberg, el muro del Koppenberg en Flandes o las curvas de Alpe D´Huez. Como delata el nombre de este blog; mi puerto favorito.

Hoy Ivan Basso decidió que quería ganar la etapa. La general del Giro ya la tenía en el bolsillo y hoy, tras haber sido padre un día antes por segunda vez, estaba decidido a dedicar la etapa a ese niño al que su papá ya le ha hecho su primer regalo.

El Mortirolo no es Plan de Corones o Angliru, con rampas que no sobrepasan generalmente el 15 por ciento se convierte en un lugar mágico en el que cada uno muestra su valía sin posibles ayudas externas de equipo, compañeros o pinganillos. El Mortirolo debe subirse por fuerza y por sensaciones, saber cómo regular y saber que a pesar de todo lo pasado aún queda un poco para llegar arriba. El único capaz de seguir la rueda de Basso en la subida ha sido Gilberto Simoni, inmenso en este Giro de Italia. El trentino ha buscado su triunfo de etapa y desbancar a Quique Gutiérrez de la segunda plaza de la general, pero el bravo corredor del equipo dirigido en Italia por Pietro Algeri no pudo conseguir ninguno de los dos objetivos. A pesar de ello, Gibo ha sido el rival de Basso que más ha plantado cara al maglia rosa y, de nuevo, el ciclista valiente que tanto admiran los tifossi. Como premio tendrá el tercer lugar del cajón.

Y no pudo ganar Simoni porque Basso hoy estaba encendido. Durante la ascensión al mítico puerto ha regulado manteniendo a rueda a Simoni, pero una vez descendido el paso restaban quince kilómetros hasta llegar a Áprica de tortura infernal para todos... excepto para él. Basso ha comenzado dando relevos a Simoni, ha seguido poniendo en apuros al trentino y ha terminado por descolgar al Saunier Duval a tres de meta, en un terreno donde las rampas del cinco por ciento hacían que las fuerzas de cada uno salieran a relucir después de todo un Giro. En meta Basso sacaba la foto de su hijo y dedicaba el triunfo, un triunfo que no olvidará Basso y que le convierte en un grande por méritos propios. Sabíamos que era el favorito para este Giro y que lo séra en el próximo Tour, pero lo hecho hoy lo convierte en un ciclista un punto por encima de todos sus rivales en ambas pruebas. Mucho tendrán que andar los Landis, Popovych, Ullrich, Valverde, Vinokourov o Mancebo para seguir la rueda de Basso en julio si el italiano continúa así.

En este canto a la belleza, hoy sí, en el Giro de Italia, no quiero olvidarme de Quique Gutiérrez, el valenciano que a pesar de su peso ha coronado tercero en el Mortirolo, haciendo sufrir a un Cunego que apenas resistía su rueda y descolgando a un desfondado Piepoli. Al final los cuatro favoritos para el triunfo final, Basso, Simoni, Cunego y Savoldelli, han ocupado cuatro de las primeras cinco plazas en la general, con la única inclusión de un genial Quique en segunda posición. Mayor mérito del valenciano, un hombre que en el Tour debería trabajar para Landis, pero que si yo fuera Juan Fernández guardaría para la Vuelta a España donde volvería a darle galones. Quique, como publicaba Chema Rodríguez esta semana en su editorial, merece no volver a ser gregario.
Fotos: Sirotti

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