No pudo ser. Óscar Pereiro ha realizado la contrarreloj de su vida cuando más precisaba de ella, pero ni su gran prestación en la jornada de hoy, siendo cuarto clasificado en la etapa, le ha sido suficiente para mantener la preciada prenda que acredita como líder en el Tour de Francia. Como a Echávarri gusta llamárla "La túnica dorada".
Una contrarreloj muy dura, con largas rectas y sostenidos repechos que rompían el ritmo que salpicaban los 57 kilómetros de recorrido y que ha definido cuales eran las fuerzas de todos los ciclistas que han llegado a esta decimonoveno día de competición. Aunque desde España se nos insistía - especialmente desde los grandes diarios- que era una contrarreloj de fuerza y en la que la condición de especialista no sería tan determinante, al final ha quedado claro que era un crono para especialistas y se comprueba tirando de clasificaicón y percatándose de que el vencedor final ha sido Serguei Gonchar, todo un especialista - que ya venció en aquella primera crono larga del Tour- y que en montaña lo ha pasado muy mal en carrera. Con esto no quiero decir que las fuerzas no sean determinantes. A estas alturas de carrera, cada gramo de fuerza que tiene el cuerpo del ciclista puede desequilibrar la balanza de uno u otro lado, pero si además se cuenta con la ventaja de ser un experto cróner y de haber preparado con mimo días como hoy, las opciones crecen mucho.

Por supuesto no me voy a dejar a Floyd Landis. Justo vencedor de este Tour de Francia. En un Tour loco él ha sido el más fuerte - que no el más regular- y ha conseguido lo que parecía muy difícil hace un mes: tener el Tour de Francia en su palmarés, que se unen al ya gran palmáres que había confeccionado este año: París Niza, California y Georgia. Desde luego nada comparable al Tour, pero este año no podemos decir que el vencedor de la ronda gala se haya centrado en un solo objetivo y que no haya estado delanter en otras fases del año. Además, tras la jornada de Morzine se ha quitado de cuajo el logotipo de corredor reservón y
chuparruedas. Su hazaña pasará a la historia del ciclismo. Hoy ha cumplido. Ha demostrado su superioridad contra el crono y mañana estará en lo más alto del podio de París al lado de su ex compañero y amigo Óscar Pereiro. Tercero será el alemán Andreas Kloden que repite podio dos años después, aunque esta vez baja un peldaño y a buen seguro que no estará satisfecho del resultado final habida cuenta de que ha sido el corredor más regular del Tour y que sólo las tácticas de su equipo le han privado de vencer en el que podría haber sido segundo triunfo alemán. La pena es para Carlos Sastre que ha corrido por debajo de lo esperado y ha quedado relegado a la cuarta posición, esa que no quiere nadie en una Gran Vuelta y que no recompensa el trabajo en montaña del abulense, otro al que su equipo le ha quitado más que otorgado.

No hay comentarios:
Publicar un comentario