lunes, abril 10, 2006

El expreso suizo.

La París Roubaix volvió a no defraudar. No hubo lluvia pero no fue necesaria, la fuerza de un joven suizo de CSC fue suficiente para brindar un magnífico espectáculo durante todo el recorrido del Infierno del Norte.


La entrada al Bosque de Arenberg es un momento mágico para todo aficionado al ciclismo. La aparición de un sendero en mitad de la inmensidad de un auténtico bosque del norte de Francia es una de las últimas locuras del ciclismo moderno, tal y como lo describió el que fuera director del Tour de Francia Henri Desgrange. Este tramo, eliminado del recorrido en 2005 para restaurarlo, volvía a la Roubaix y de nuevo iba a ser el lugar en el que comenzara a decidirse la carrera. Allí, donde no se sabe si es peor buscar el barro fuera del pavé o tratar de atacar las duras piedras de la calzada, Fabian Cancellara lanzaba su primer ataque y el que a la postre conformara la selección decisiva. No se puede hablar de escapada, sino de selección natural como muy bien narraba el comentarista de TVE llamando a la París Roubaix, carrera darwiniana.



En este primer corte se incluían 17 hombres, los 13 más fuertes de la carrera y otros cuatro que provenían de la escapada del día y fueron cazados en las postrimerías de Arenberg. El mayor logro de Cancellara en Arenberg fue dejar al máximo favorito, Tom Boonen, sin compañeros de equipo y conseguir que su coequipier Lars Michaelsen si que estuviera delante para hacerle un buen trabajo de equipo en los siguientes kilómetros.



A partir de ese punto los distintos tramos de pavé hicieron su papel y Darwin hizo el resto. La selección natural de la carrera dejó el grupo principal con catorce hombres en cabeza a falta de los últimos 60 kilómetros de carrera, en donde había que superar el terrible Carrefour de L´Arbre, el tramo más duro junto al Bosque. Los catorce galácticos de Roubaix fueron Fabian Cancellara y Lars Michaelsen de CSC, Tom Boonen de Quick Step, Vladimir Gussev, George Hincapie y Leif Hoste de Discovery Channel, Peter Van Petegem y Gert Steegmans de Davitamon, Juan Antonio Flecha de Rabobank, Bernhard Eisel y Frederic Guesdon de Fdjeux, Alessandro Ballan de Lampre, Nicolas Portal de Caisse D´Epargne y Steffen Wessemann de T-Mobile.



En Mons - en Pévele llegaba el segundo ataque de Cancellara, al que sólo pudieron responder Tom Boonen, Alessandro Ballan y el "negro" Peter Van Petegem. Por detrás un valiente Flecha, quizá demasiado, aprovechaba la suavidad del siguiente tramo de pavé, Meirignies, para volver a contactar con el grupo de cabeza junto con Gussev, Hoste y posteriormente Eisel. En este grupo de grandes favoritos faltaba George Hincapie, el norteamericano que partió el manillar en el tramo de Mons - en Pévele a 47 de meta y que decía adios a la carrera entre lágrimas tumbado a un lado del pavé.



El grupo de ocho afrontó los siguientes tramos de pavé con el cansancio como otro compañero más. A Tom Boonen no se le veía todo lo fresco que se esperaba.Respondía a los contínuos ataques de Flecha, pero cuando Fabian Cancellara salió a la rueda de Vladimir Gussev en Camphin en Pévele, no pudo seguir la rueda del suizo que se internó en el Carrefour de L´Arbre con la única compañía del ruso de Discovery Channel.



Entre los gritos de la multitud en el Carrefour, el corredor de CSC apretó los dientes, cambió el ritmo y comenzó a volar sobre el pavé. En París Roubaix los ataques no vienen tras derroches de energía levantándose de la bici, en Roubaix sólo se va el más fuerte, aquel que es capaz de cambiar el ritmo sentado sobre su montura y que sin mirar atrás comienza a poner tierra de por medio con sus perseguidores. El suizo se marchaba, las diferencias comenzaban a crecer y los últimos 11 kilómetros se convertían en una contrarreloj individual entre Cancellara y el resto. Fabian, que es el actual medalla de bronce en el mundial de la disciplina contra el crono, incrementaba las diferencias con los que trataban de seguir su estela a casi un minuto, que en ese momento eran Hoste, Gussev y Van Petegem. Por detrás quedaba el segundo tercerto con Ballan, Flecha y Boonen. Los demás luchaban por intentar llegar al Velódromo



Pero la carrera aún nos tenía guardado otro secreto. Un paso a nivel a poco más de cinco kilómetros para la meta cambió el desenlace de la prueba, aunque sin afectar al expreso suizo. Como magistralmente definía el maestro "Izoard", nada podría haber detenido a Cancellara en su camino hacia Roubaix. Si las barreras llegan a estar bajadas, Cancellara provoca el descarrilamiento del tren. A quien si afectó el paso a nivel y el tren de mercancías que transcurrió por él, fue a los dos tercetos perseguidores. Cuando el primero de ellos arrivó al paso, se encontró con las barreras bajadas, pero con la situación de que el tren aún iba a dilatarse medio minuto en su paso por allí. Hoste, con las pulsaciones a mil, decidió saltarse las barreras con la oposición de un comisario de carrera que vio como tras Hoste pasaban Van Petegem, Gussev, una moto que transportaba recambios y otra con el cámara de la televisión francesa. Tras lo sucedido, el comisario decidió cruzar una moto y por allí no pasaba nadie hasta que lo hiciera el tren. Cuando llegaron Flecha y compañia, el español quería pasar también, pero la moto impidió su paso ya que el tren sólo tardó dos segundos en pasar por allí. Flecha se llevó un buen susto. El juez, tras el paso del tren, dio el visto bueno para que este terceto superara el paso a nivel aún cuando las barreras estaban bajadas.
Hoste, Gussev y Van Petegem cruzando el paso a nivel que les costó el podio
Flecha, Boonen y Ballan esperando el paso del mercancías.


Tras este incidente Fabian Cancellara se presentó en el Velódromo de Roubaix dando su vuelta de honor y logrando la segunda victoria en la historia de esta carrera para un suizo, la primera desde los años veinte. El suizo había logrado con 25 años uno de sus grandes sueños deportivos. Cancellara, que ha destacado desde la categoría juvenil como una de las máximas promesas del ciclismo, se llevaba su mejor victoria hasta a la fecha. Además lo hizo con la superioridad que da el llegar sólo a meta y con una ventaja suficiente para celebrar la victoria. Había sido el mejor y la victoria era justa.


Por detrás hacía segundo Hoste por delante de Van Petegem y Gusev, pero el incidente del paso a nivel provocó la descalificación de estos, ya que con el reglamento en la mano, saltarse un paso a nivel con las barreras bajadas sin el consentimiento de un juez de carrera es motivo de descalificación. Aún así es muy injusto que tras una paliza de este calibre, estos tres ciclistas no vean recompensado su esfuerzo y que ni siquiera aparezcan en la lista de clasificados. De este modo el segundo puesto pasó a manos de Tom Boonen, que vencía en el sprint del segundo terceto por delante de Alessandro Ballan, tercero, y Juan Antonio Flecha.



En declaraciones posteriores, el vencedor declaraba que comienza " la era Cancellara". Esperemos que el espectáculo que ayer brindó el suizo sea tan sólo el aperitivo de lo que nos deparará en siguientes pruebas.

1 comentario:

Andrés F. Cánovas dijo...

Ok, seguiré tu consejo en cuanto a las respuestas.

De vez en cuando también leo tu blog y la verdad es que el nivel de los que en él escriben es altísimo. Ya quisieran los periodistas deportivos de este país entender de deporte como haceís los que intervenís en tu foro.

Un saludo.